Romina Montserrat, con su marca homónima establecida en 2021, selecciona narrativas textiles que entrelazan ingeniosamente origami, vestimenta histórica y elementos inspirados en la naturaleza, creando un ámbito de moda distintivo que busca trascender las normas sociales y tejer mitologías fascinantes. Montserrat, que reside en Lima, Perú, en medio de la agitación del caos político y el sexismo generalizado, confecciona no solo ropa, sino también escudos protectores, abrazando la forma femenina con prendas que articulan la liberación carnal y ofrecen un abrazo reconfortante. Sus prendas iniciales fueron una búsqueda de libertad personal, un sentimiento que resuena profundamente en su clientela, quienes encuentran una alegría y confianza únicas mientras se adornan con sus creaciones. Montserrat concibe sus diseños no solo como prendas de vestir, sino también como un santuario de fantasía, que facilita un viaje hacia la autohonestidad y la libertad. En esta coyuntura crucial de su carrera, a pesar de enfrentar duros desafíos sociales, su mirada está puesta en París para ampliar el horizonte de su marca, con la esperanza de entrelazarse con creativos globales e inspirar a las mujeres a abrazar sin reservas sus fantasías. A través de sus diseños, defiende el poder transformador de la ropa y la fantasía, aspirando a tejer un mundo mejor mientras desafía los límites sociales y defiende el cambio positivo. El viaje de Montserrat desde la costura a los 16 años hasta un escenario potencialmente global no es sólo una trayectoria profesional sino un testimonio del poder de la moda como medio de autoexpresión y transformación social. A través de sus diseños, defiende el poder transformador de la ropa y la fantasía, aspirando a tejer un mundo mejor mientras desafía los límites sociales y defiende el cambio positivo. El viaje de Montserrat desde la costura a los 16 años hasta un escenario potencialmente global no es sólo una trayectoria profesional sino un testimonio del poder de la moda como medio de autoexpresión y transformación social. A través de sus diseños, defiende el poder transformador de la ropa y la fantasía, aspirando a tejer un mundo mejor mientras desafía los límites sociales y defiende el cambio positivo. El viaje de Montserrat desde la costura a los 16 años hasta un escenario potencialmente global no es sólo una trayectoria profesional sino un testimonio del poder de la moda como medio de autoexpresión y transformación social.
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